Los desastres no son inevitables. No cuesta nada concebir un universo paralelo en el que Adolf Hitler se dedica a pintar acuarelas, Josif Stalin se queda en el seminario y Javier Clemente se va a Leverkusen, en los suburbios de Colonia, a jugar al fútbol.
We use cookies to understand how you use our site, to personalize content and to improve your experience. By continuing to use our site, you accept our use of cookies and you agree with Privacy Policy and Terms of Use